Somos veinticuatro horas más sabios, más expertos, y veinticuatro horas más viejos. Deseamos que pase el tiempo y una vez que pasa nos arrepentimos, constantemente estamos pensando en regresar para arreglar cosas y al mismo tiempo ansiamos por saber que nos espera en el futuro. Impacientes, inconstantes, erradores y enfermos, correr y querer ir más lento, todo y nada, mucho y poco.
Lo único que está claro es que cada día cuenta.
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